Una de las cuestiones que siempre deberíamos tener presentes son las cuestiones positivas y aquellas que deberíamos evitar cuando tenemos la opción de exponer en público, sea porque tenemos que desarrollar una presentación de negocios, la exposición de un nuevo proyecto, la disertación frente a un tribunal académico o jurisdiccional, o una reunión de equipo donde nos es requerida una presentación ordenada de planes, proyectos o ideas. Por cierto, también puede ser utilizado en exposiciones frente a asambleas académicas, políticas o sindicales.

Esos errores son muy comunes y demasiado habituales. Y se comenten casi con una alarmante frecuencia. En alguna ocasión he dicho que algunos de esos errores son – tomando cierta licencia religiosa – pecados mortales o bien pecados veniales. Como algunos de los lectores deben saber, los pecados mortales son, para decirlo con un toque de humor, un ascensor directo al Infierno, que los pecados veniales nos auguran una temporada en el Purgatorio, y, por fin, que la acumulación de varios pecados veniales nos coloca en situación de pecados mortales. Mas allá de estas comparaciones, los errores de los que estamos hablando, condenan, en la mayor parte de los casos sin remedio, el efecto que buscamos y los impactos que necesitamos en nuestro auditorio. En el mejor de los casos, neutraliza la influencia que queremos desarrollar sobre la mente y los pensamientos de aquellos a los cuales nos dirigimos.
Hagamos entonces el inventario. Un inventario que no necesariamente tiene un orden de importancia de errores mayores o menores. Todos deberían ser evitados, porque cometamos uno o varios, su efecto de erosión final estará igualmente presente, con las consecuencias que comentamos.

1. No tener un objetivo claro. Si no sabemos a qué queremos llegar, ¿cómo podremos convencer a nuestra audiencia? Es necesario definir un objetivo y mantenerlo en mente y en acción a lo largo de toda la presentación.
2. No conocer a su audiencia. Una de las cosas más importantes que debemos hacer antes de hablar en público es conocer a nuestra audiencia. Es necesario considerar su nivel de educación, sus intereses y sus expectativas. De esta forma, podremos adaptar nuestra exposición y lograr establecer el llamado “puente de comunicación” y capturar el interés de aquellos que nos escuchan.
3. No prepararse lo suficiente. Uno de los errores más comunes es no prepararse lo suficiente. El exceso de confianza es, por lo general, la perdición de muchos expositores. Hay que dedicar el tiempo necesario para investigar y ensayar lo que vamos a decir. De esta forma, podremos afrontar a nuestro público con confianza y exponer con solvencia.
4. Leer el discurso. Cuando se lee el discurso, se pierde el contacto visual con la audiencia y parece que no tuviéramos confianza en lo que estamos diciendo. Además, es muy probable que podamos equivocarnos si leemos directamente del papel. Al menos intentemos memorizar algunos puntos clave de la charla para que pueda referirse a ellos sin tener que leerlos directamente. Hay otros motivos que deben ser atendidos. Al publico no le gusta la lectura. Si tuviéramos que realizar una lectura mental del público, posiblemente obtendríamos como resultado: “nos hubieran enviado el texto y lo leíamos en la oficina o en casa”. Hay una perdida de efectividad muy importante. No solamente se pierde el contacto visual con el publico que es esencial, sino que la posición de leer sentado, por ejemplo, oprime la glotis impidiendo una salida plena del aire, modificando la voz y haciendo perder la potencia sobre la que recae en buena parte la credibilidad.
5. Usar un lenguaje inadecuado. Es preciso utilizar un lenguaje que sea adecuado para nuestra audiencia y evitar en lo posible usar jerga o palabras que puedan resultar confusas para el auditorio. Esto es una consecuencia de lo oportunamente analizado cuando mencionamos la necesidad de conocer al auditorio. No se pide un conocimiento profundo, porque en la mayoría de los casos no es posible, pero al menos, y en el peor de los casos, llegar temprano para interiorizarse en forma directa, o bien con quien este organizando los acontecimientos.
6. No hacer preguntas a la audiencia. Las preguntas son una excelente forma de involucrar a la audiencia en la charla y de mantener su atención. Además, ayudan a comprobar si realmente la audiencia está siguiendo lo que estamos exponiendo.
7. Emplear demasiadas diapositivas u otros apoyos visuales. Usar muchas diapositivas puede ser contraproducente ya que la gente se concentrará en ellas en lugar de en lo que estamos diciendo. Si se utilizan, hay que Intentar limitarse a unas pocas diapositivas bien diseñadas e incluir solo los datos más importantes en ellas. Siempre recordar que los apoyos visuales son efectivamente eso, apoyos. Y no es la mejor idea “esconderse” detrás de esos apoyos.
8. Hablar demasiado rápido o demasiado lento. Es necesario controlar el ritmo del discurso para evitar hablar demasiado rápido o demasiado lento. Procurar mantener un tono natural y relajado para no cansar a la audiencia ni perder su atención. Esto está relacionado también con el tiempo de la exposición, tomando en cuenta en eso los tiempos correspondientes a la constante atencional promedio de las personas que, como sabemos, ha descendido en los últimos anos.
9. No hacer las pausas adecuadas. Las pausas son importantes para dar énfasis a determinados puntos de la charla o simplemente para tomar un respiro si se hace uso de la palabra durante mucho tiempo, una cuestión que no es aconsejable. No se debe temer hacer una pausa si necesitamos recuperarnos el aliento o buscar un punto concreto en notas, si es que la estamos utilizando.
10. No interactuar con la audiencia. No siempre es fácil mantener el contacto visual con todos los miembros de la audiencia, pero es importante que tratemos de hacerlo durante toda la charla para que los asistentes se sientan involucrados en ella. Es una buena práctica dirigirse directamente a algunas personas de vez en cuando y eventualmente hacer preguntas para fomentar la interacción con ellos.
Y, con estos consejos, esperamos haber contribuido con un tema que muchas veces es recurrente. En la mayoría de las ocasiones no disponemos de tantas posibilidades como para no aprovecharlas al máximo y con una exposición elocuente podemos hacer una gran diferencias y acercarnos a nuestros objetivos reales.
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