El desconocimiento sobre un tema es siempre proporcional a la confianza que se tiene al opinar sobre el mismo, ¿casualidad? No, no es casualidad en absoluto. Vamos a conocer su explicación, el llamado efecto Dunning-Kruger.
Presentación del efecto:
Ya se trate sobre la crisis del coronavirus, los problemas en el Mercosur o la última serie de Netflix, en general las personas suelen ofrecer su opinión sobre cualquier tema que podamos imaginar. Con el auge de las redes sociales esta cuestión se ha incrementado hasta términos insospechados, y a nuestro alcance están continuamente las argumentadas opiniones de cientos de personas que parecen tener un doctorado del tema en cuestión, sea cual sea. Justamente, en las redes sociales es donde podemos constatar este fenómeno con una breve consulta. Por cierto, encontramos autenticas batallas entre “doctores de la red” en forma constante.
Desde cierta perspectiva, no opinar es un poco como no existir, y aunque nadie haya preguntado, parece que tuviéramos prácticamenteel deber de dar nuestra opinión sobre el tema de moda. Como es lógico, es imposible tener conocimiento sobre cualquier cuestión, por lo que la mitad de las veces parece que se opina casi por deporte o por obligación de hacerlo. Pero esta “obligación” termina siendo casi una especie de obligación curiosa, hay muchas personas que parece que no pueden contenerse, en todas y en cualquier situación, en expresarse, desde la tierra plana hasta los efectos del coronavirus, sus vacunas y los efectos. Como vamos a explicar, esto tendría una excelente explicación con el denominado efecto Dunning-Kruger.
¿Qué es el efecto Dunning-Kruger?
En psicología el efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo en virtud del cual los individuos incompetentes sobreestiman su habilidad, frente a los individuos altamente competentes, que suelen subestimar en relación con la de otros. En otras palabras, cuanto más sabemos de un tema probablemente pensamos que sabemos menos, y viceversa.
Las personas competentes suelen, de esa manera, suelen asignar tareas difíciles a individuos que carecen de la habilidad suficiente para completarlas. Esto puede verse en muchas organizaciones y es preciso prestarle atención. Si bien aparece como una paradoja, y de hecho lo es, todos aquellos que dirigen equipos y organizaciones deberían revisar con cuidado sus asignaciones, porque este efecto se presenta con mucha mayor frecuencia de lo que la lógica parece indicar.
¿Cuál es el problema al que nos enfrentamos? Como consecuencia de este sesgo, los individuos competentes suelen asignar tareas difíciles a individuos que carecen de la habilidad suficiente para completarlas y que además no son capaces de reconocer su fracaso, pues tienen pocas habilidades para conocer su ineptitud. El nombre Dunning-Kruger se le debe a los psicólogos David Dunning y Justin Kruger, que fueron quienes lo describieron en 1999.
Ambos psicólogos realizaron una serie decuatro experimentos para analizar la competencia de un grupo de gente en distintos ámbitos: gramática, razonamiento lógico o humor. Los participantes debían estimar su grado de competencia en cada uno de esos campos con una serie de prueba. Fue entonces cuando notaron que, cuanto mayor era la competencia de la persona en el tema en cuestión, menos consciente era de ella.
Además, también concluyeron quelas personas incompetentes no solo no son capaces de reconocer su incompetencia, sino que tampoco reconocen la competencia del resto de las personas (aunque por suerte, conforme uno incrementa su nivel de conocimiento sobre un tema en cuestión se vuelve más consciente de sus limitaciones). Funciona como una especie de sistema de compensación psicológica, que resulta muy peligrosa cuando la organización o la empresa decide ignorar su análisis interno de esta cuestión.
Observando los efectos en la vida cotidiana:
A estas alturas, parece irremediable pensar en el llamado “síndrome del impostor”, que sería algo así como la cruz de la moneda: un trastorno extremadamente habitual (siete de cada diez personas lo han sufrido alguna vez, según los datos), que se produce cuando una persona que es exitosa piensa que todo lo que ha conseguido se debe en realidad a un golpe de suerte y no a su capacidad e inteligencia.
Desde comentarios en periódicos a largas discusionesen hilos de Twitter, pasando por puestos de trabajo y en especial se puede observar en las redes sociales, podemos observar el efecto Dunning-Kruger en distintas facetas de nuestra vida. La cuestión es que cuanto más sabemos de un tema más comprendemos la complejidad detrás, por lo que entendemos que aún hay mucho que desconocemos y que todavía podemos aprender. Sin embargo, cuando nuestro conocimiento sobre el tema es limitado, creemos erróneamente que sabemos mucho más de lo que en realidad sabemos.
Esto es muy peligroso, debido a que la toma de decisiones por incompetentes que, por otro lado, creen saber más que el resto, puede producir muchos errores en el ámbito laboral o incluso en la toma de decisiones a un nivel más amplio o social. Eventualmente, y a conciencia, el efecto es subsanable, por lo que aquellas personas que no tengan conocimiento suficiente sobre un tema solo tienen que profundizar en el mismo, aunque, como con todo, el primer paso es admitirlo, y si no lo hacen, quien está a cargo, debe darse cuenta y colocar las medidas correctivas correspondientes.
Como decía Bertrand Russell: “El problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas”.
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