LA comunicación COMO UNO DE LOS MEJORES SISTEMAS DE RESOLUCION DE CONFLICTO. INTRODUCCION A LA LLAMADA “comunicación NO VIOLENTA”.
Sabemos que más del 70% de los conflictos se originan en las disfunciones de la comunicación entre los individuos, y entre ellos y sus equipos u organizaciones. De hecho, pueden dar origen también a conflictos muy intensos entre organizaciones y empresas. Una de las formas que se está intentando para aportar soluciones a estos problemas es la denominada “comunicación no violenta”. Intentaremos en esta breve intervención aportar en esta metodología, para demostrar su utilidad y también para colocar sobre la mesa la necesidad de entrenar en ella para una más adecuada en la intervención en los conflictos, seamos parte de este o seamos facilitadores de la negociacion o bien mediadores.
El Método de la Comunicación no Violenta y las posibilidades de su aplicación:
La denominada “Comunicación no Violenta (CNV)” – también llamada por aquellos que la utilizan de forma sistemática, “comunicación compasiva” o “comunicación colaborativa” – es una práctica que puede ser considerada como sencilla, pero, luego de haber probado en la práctica, aparece, en muchos casos, como sorprendentemente poderosa.
Se basa en la idea de que los seres humanos compartimos necesidades universales que rigen nuestro comportamiento, y que la violencia es un recurso que usamos (¡erróneamente! y demasiado frecuentemente) para satisfacerlas.Si sabemos identificar nuestras necesidades, las necesidades de los demás y los sentimientos que las acompañan, podremos lograr una comunicación autentica y relaciones más armoniosas. Por cierto, requiere de grandes dosis de estudiar a las partes, paciencia y mucha empatía.
La cuestión es la metodología para su aplicación. Como siempre decimos frente a las soluciones que colocamos a disposición de nuestros lectores y miembros, funcionan cuando se dan un conjunto de circunstancias. De forma que lo que se intenta decir es que ni se trata de un método infalible ni un método único, pero que, si es útil, muy útil y que es un instrumento que tenemos que sumar a nuestro arsenal de recursos. Hay que comenzar por hacernos un conjunto de preguntas, y dependiendo de las respuestas que objetivamente podemos dar, aplicaremos la metodología. Esas preguntas, son las siguientes: ¿cómo expresamos nuestros sentimientos ante un conflicto? ¿qué necesidades originan esas emociones? ¿qué esperamos de nosotros mismos y de los demás? ¿cómo se sienten realmente los que nos rodean? A partir de laidentificación de las necesidades y mediante técnicas de escucha y expresión, la técnica de la Comunicación No Violente (CNV) genera entornos de empatía y sinceridad beneficiosos para acercarnos los unos a los otros y convertir nuestras relaciones en aquellas que realmente anhelamos, tanto en casa como en el trabajo. Una vez más, que es de aplicación cuando se puede: en ocasiones, la agudización del conflicto es de tal entidad, que sabemos que su intento nos llevara a un fracaso y a un desgaste personal importante.
Esta metodologíaen esta disciplina se origina en las ideas de Marshall Rosenberg en el Center for Nonviolent Communication. Analicemos ahora las principales características del método.
¿En qué consiste exactamente la comunicación no violenta?
La comunicación no violenta es una forma de relacionarse entre las personas. Los autores insisten en que no es una técnica en sí. Colocan que se trata de relacionarnos con el otro desde la apertura y desde la comprensión. Y lo que más conseguimos con esta práctica es una empatía con uno mismo y con la otra persona. Esa empatía nos permite encontrar maneras de cuidar lo que nos importa a las dos personas y encontrar maneras de resolver los conflictos; huyendo de cómo funcionamos normalmente con “lo tuyo o lo mío” o con negociaciones a partir de la mente, sin tener en cuenta lo que realmente anhelamos en cada una de las situaciones. En varias situaciones es aplicable y por cierto, lleva a la pacificación de situaciones en donde nos proponemos que eso acontezca. De todas formas, como lo hemos sostenido mas de una vez, y en particular cuando nos hemos referido a la metodología de la Escuela de Negocios de Harvard, no es infalible y en casos de negociaciones distributivas agudas o en aquellos aspectos en donde la emocionalidad es muy difícil de controlar, puede resultar posible que no resulte de aplicación con resultados positivos. En realidad, no estamos afirmando que no funcione, solo argumentando que funciona en determinadas circunstancias y que el Laboratorio desconfía de las soluciones maravillosas, y en particular de aquellas que descansan sobre la bondad y sinceridad absoluta de los individuos.
¿En qué escenarios se podría utilizar la comunicación no violenta? Conflictos de pareja, con amigos, en el trabajo…
Los partidarios de la metodología – aun cuando no les guste que se le llame así, funcionar en todas las situaciones de la vida. Porque la comunicación no violenta es un enfoque que ayuda muchísimo cuando hay un conflicto y nos atascamos en una situación. Y situaciones que hay que resolver nos las encontramos tanto en una empresa, un hospital, un colegio, la vida de familia, la relación con los niños, la relación de pareja, etc. En todas las relaciones, dado que somos diferentes, hay desencuentros y situaciones que queremos que evolucionen. Como hemos comentado, ciertamente ojalá fuera posible su aplicación en todas las circunstancias, pero, si bien sabemos que no es posible, cuando lo sea, estamos frente a una maravillosa formula.
Sin dudas no son herramientas exclusivas para el conflicto. También son tremendamente útiles para esos momentos de relación en los que no hay conflicto y se puede utilizar para poder sentir más cercanía, sentir más unión en la relación, conocernos mejor…
Es decir, la comunicación no violenta es como una nutriciónpara cualquier relación: si hay conflicto porque permite que evolucione y si no hay conflicto porque nos permite que crezca esa relación.
Ejemplos concretos:
Podemos tomar el ejemplo en el trabajo. Si nuestro jefe nos pide algo que consideramos que se sale de nuestras funciones, tenemos varias opciones: no hacerlo, cosa que se va a volver contra nosotros, posiblemente; hacerlo de mala gana, que también se va a volver contra nosotros; y otra opción es pararnos y mirar dentro, pensando “vamos a ver en esta situación qué es lo importante para mí. Lo importante para mí es cuidar mi espacio de trabajo, mis funciones, estar seguro de que hago bien mi trabajo y también me importa la relación con mi jefe, no quiero llevarme mal con él”.
La mejor es la última opción, así que “voy a hablar con mi jefe con claridad y con empatía, porque me importa la relación con él. ¿Y cómo trabajo esa empatía dentro de mí? Pues parece muy sencillo. Imaginemos que puede ser importante el motivo por el que se me haya dado este trabajo, imagino que lo quiere porque sabe que trabajo bien o que cumplo los plazos”. Entonces, con lo que “me importa a mí, voy a una conversación”, y empiezo simpatizando con él o con ella y le digo “mira, me has pedido que haga este informe para asegurarte de que se hace bien y sabes que yo tengo experiencia en esto, ¿es así?”, chequeo con él porque no sé nada. Yo le planteo una hipótesis a ver si me confirma y así ya no estoy tratando de adivinar.Se trata de una relación empática porque a nuestro jefe le llega que quiero comprenderle, que le quiero entender más allá de que me haya dado ese trabajo, con lo cual ya estoy llenando la relación de empatía. Y cuando me responde “sí, es así”, al mismo tiempo le digo “¿te puedo decir lo que me pasa a mí?, ¿puedo hablar con sinceridad? Pues tengo unos trabajos ya determinados, con unos plazos y también creo que este proyecto no forma parte de mis labores”. Y algo que al principio me cayó como una bomba, he hecho un camino interno para resolver esto desde una empatía que es una empatía que la encuentro dentro de mí.
La pregunta que nos queda es su esto puede ser aplicado al plano política. El fundador de este movimiento, Marshall Rosenberg ha trabajado mediando en conflictos internacionales como el de Israel-Palestina. Ojalá se pudiera llevar este proceso a colectivos mayores en política y en conflictos entre países. Llevaría más tiempo, pero realmente creo que solo con la profundidad de este proceso, con tratar de tomar conciencia de las necesidades de unos dirigentes políticos en un país de necesidades profundas y comprendiendo las necesidades de ambas partes, es la única posibilidad que podemos ver en conflictos importantes de que se genere un acercamiento real, más allá de acuerdos que permiten mantener el poder.
Podríamos decir que la comunicación no violenta es convertir lo más desagradable en algo positivo?
Lo importante aquí es que en la comunicación no violenta primero se hace un trabajo para identificar la violencia. Llamamos violencia a todo aquello que a la otra persona le produce daño. A veces es muy sutil, es una mirada, es un gesto con la mano, un gesto con el hombro, una postura corporal… que conlleva un mensaje implícito que en muchas ocasiones es muy feo.
Entonces, en la comunicación no violenta hay un trabajo importante para aprender y desarrollar la capacidad de sentir ese estado, esa violencia, porque si no somos consciente de ella, poco vamos a transformar.
En realidad, la comunicación no violenta no pretende partir de la no violencia. Somos humanos, tenemos un modelo social de hace miles de años con el que nos relacionamos. Entonces, con la violencia no hay ningún problema, siempre que seamos conscientes de ella y seamos capaces de no arrojársela a la otra persona; porque el problema está cuando pasamos a la acción y la expresamos a la otra persona, porque ahí ya está el daño a la persona y hay un distanciamiento o ruptura.
Esa frase de transformar la violencia en algo constructivo es ese proceso de comunicación no violenta: se identifican las diferencias, esto es la raíz de peor, y hacemos todo un proceso siguiendo los pasos que nos aporta la comunicación no violenta de Marshall Rosenberg hasta encontrar algo mejor. ¿Qué es algo mejor? Acciones que me nos la seguridad. Cuando decimos mejor no queremos decir que sea lo ideal, porque todos tenemos una solución, no se trata de eso, pero sí de encontrar algo mejor que lo que tenía en el desencuentro.
Es importante buscar consejos para aplicar la metodología de la comunicación no violenta a nuestro día a día.
Existe una clave básica: formarse. Hay que formarse porque parece un proceso sencillo y tiene su centro, porque estamos trabajando con seres humanos: lo que me pasa a mí, con lo que te pasa a ti, en un conflicto, con toda la riqueza de la vida de las otras personas, el presente, el pasado y el futuro. Es un proceso sencillo y, al mismo tiempo, profundo y con cierta complejidad. Y eso requiere formación.
Una vez que te nos hemos formado, hay que seguir las tres recetas que decía Marshall para ir incorporando esta mirada poco a poco en nuestra vida: la primera es practicar, la segunda receta es practicar y la tercera receta es practicar.
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